''Éstas Navidades han sido sumamente especiales. Como de costumbre, nos reunimos toda la familia para compartir secretos, alegrías, penas, y algunas experiencias. Y lo cierto es, que tengo una familia de lo más peculiar.
Por un lado, está mi prima Jess, todo un cajón de sorpresas... y es que se ha teñido el pelo de verde, ¡de verde!, como Laila en Laila Winter y los Señores de los Vientos. El caso es que Jess siempre ha sido un poco rarita desde que mis tios la internaron en un internado un poco extraño (que por cierto, me recuerda al de Adicción, de Claudia Gray), y ahora más que nunca. Se pasó las vacaciones hablando de prisiones futuristas (que me recordó a ese libro de Catherine Fisher llamado Incarceron) y castillos del medievo modernizados, que eran iguales que los de la portada de El Castillo Ambulante. Pobre prima... la pobre se quedó un poco trastocada al salir del internado.
Por otro lado está Amanda (cuyo nombre es igual que el de la protagonista de Amanda: Proyecto Invisible, de Melissa Kantor), su hermana, que tampoco se queda atrás (pobres tíos los mios, lo que tienen que aguantar con sus hijas). Mayor de edad y con el arroz más que pasado, sigue en casa, contando historias para no dormir; y lo peor de todo es que con el regreso de Jess del internado, está influyendo en ella aún más. Estudia diseño de interiores, y se pasa los días intentando convencernos de que los sofás acolchados son los mejores (la pobre, desde que vió el fondo de la portada de Monster High, se ha quedado hechizada). Se pasa las horas hablando de Ikea, y mira que tiene muebles chulos y económicos, pero empiezo a odiarlo un poco gracias a ella. Lo único bueno es que últimamente se está adaptando al mundo de la literatura, pero sigue sacando conclusiones propias de un niño de cinco años, y no es por su inmadurez, si no por el cerebro de mosquito que posee. El otro día, me dijo que había ido al médico a que le sacaran sangre y que era del mismo color que la mancha que sale en El silencio se mueve. Me quedé de piedra, porque no me imagino como pudo hacer tal comparación. Después, me dijo que la mañana anterior había ido al campo del tío Frank y había empezado a perseguir una mariposa que tenía vida propia en un mundo oscuro, como la portada de Éxodo; y volvió a dejarme de piedra. Mis primas se estaban volviendo más locas de lo que pensaba, pero lo peor de todo es que tenía un dolor de cabeza que no cesaría ni tomándome una caja entera de aspirinas.
Por otro lado está mi otro primo Charles (que por suerte, no es hermano de las anteriores) que es el típico rockero vividor de la vida. Un ni-ni (ni estudia, ni trabaja). A mis tíos los trae por la calle de la amargura con su última adquisión: un tatuaje en la muñeca de una ''v'' invertida, como la cicatriz que tiene Patch (de Crescendo) en la espalda. Mis tíos ya no saben si lo hace por gusto, por un gesto de rebeldía o si lo hace a propósito para joderles. Lo único que tiene de bueno mi primo Charles es que no es machista. En sus mejores borracheras empieza a predicar su ley: que las mujeres seran la base del mundo algún día y que se creará una raza de mujeres guerreras que luchen por sus derechos, como en Lágrimas Oscuras. Pero lo peor no es eso, si no que tiene todo el cuerpo tatuado de seres extraños. En la espalda se tatuó el año pasado una luna redondita, como la de La guerra de las Brujas, y al lado un lobo propio de Luz de Luna, porque decía que ya se sabe lo que pasa cuando hay luna llena con los lobos y blá-blá-blá. Vamos, un auténtico estúpido.
Por suerte, creo que la única normal en la familia soy yo. Y estoy orgullosa de ello, creédme.''
Por un lado, está mi prima Jess, todo un cajón de sorpresas... y es que se ha teñido el pelo de verde, ¡de verde!, como Laila en Laila Winter y los Señores de los Vientos. El caso es que Jess siempre ha sido un poco rarita desde que mis tios la internaron en un internado un poco extraño (que por cierto, me recuerda al de Adicción, de Claudia Gray), y ahora más que nunca. Se pasó las vacaciones hablando de prisiones futuristas (que me recordó a ese libro de Catherine Fisher llamado Incarceron) y castillos del medievo modernizados, que eran iguales que los de la portada de El Castillo Ambulante. Pobre prima... la pobre se quedó un poco trastocada al salir del internado.
Por otro lado está Amanda (cuyo nombre es igual que el de la protagonista de Amanda: Proyecto Invisible, de Melissa Kantor), su hermana, que tampoco se queda atrás (pobres tíos los mios, lo que tienen que aguantar con sus hijas). Mayor de edad y con el arroz más que pasado, sigue en casa, contando historias para no dormir; y lo peor de todo es que con el regreso de Jess del internado, está influyendo en ella aún más. Estudia diseño de interiores, y se pasa los días intentando convencernos de que los sofás acolchados son los mejores (la pobre, desde que vió el fondo de la portada de Monster High, se ha quedado hechizada). Se pasa las horas hablando de Ikea, y mira que tiene muebles chulos y económicos, pero empiezo a odiarlo un poco gracias a ella. Lo único bueno es que últimamente se está adaptando al mundo de la literatura, pero sigue sacando conclusiones propias de un niño de cinco años, y no es por su inmadurez, si no por el cerebro de mosquito que posee. El otro día, me dijo que había ido al médico a que le sacaran sangre y que era del mismo color que la mancha que sale en El silencio se mueve. Me quedé de piedra, porque no me imagino como pudo hacer tal comparación. Después, me dijo que la mañana anterior había ido al campo del tío Frank y había empezado a perseguir una mariposa que tenía vida propia en un mundo oscuro, como la portada de Éxodo; y volvió a dejarme de piedra. Mis primas se estaban volviendo más locas de lo que pensaba, pero lo peor de todo es que tenía un dolor de cabeza que no cesaría ni tomándome una caja entera de aspirinas.
Por otro lado está mi otro primo Charles (que por suerte, no es hermano de las anteriores) que es el típico rockero vividor de la vida. Un ni-ni (ni estudia, ni trabaja). A mis tíos los trae por la calle de la amargura con su última adquisión: un tatuaje en la muñeca de una ''v'' invertida, como la cicatriz que tiene Patch (de Crescendo) en la espalda. Mis tíos ya no saben si lo hace por gusto, por un gesto de rebeldía o si lo hace a propósito para joderles. Lo único que tiene de bueno mi primo Charles es que no es machista. En sus mejores borracheras empieza a predicar su ley: que las mujeres seran la base del mundo algún día y que se creará una raza de mujeres guerreras que luchen por sus derechos, como en Lágrimas Oscuras. Pero lo peor no es eso, si no que tiene todo el cuerpo tatuado de seres extraños. En la espalda se tatuó el año pasado una luna redondita, como la de La guerra de las Brujas, y al lado un lobo propio de Luz de Luna, porque decía que ya se sabe lo que pasa cuando hay luna llena con los lobos y blá-blá-blá. Vamos, un auténtico estúpido.
Por suerte, creo que la única normal en la familia soy yo. Y estoy orgullosa de ello, creédme.''
Ohh genial!!! =)
ResponderEliminarSuerte!!
Suerte guapaa!
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